Hierba anual. Terófito de la familia Convolvulaceae.
Es una hierba pubescente, con dos tipos de pelos, unos pequeños adpresos y otros largos, patentes, de color blanquecino. De tallos decumbentes, a veces erectos, de entre 8 y 25 cm (aunque puede alcanzar menores tallas en condiciones difíciles y mayores en años húmedos). Con hojas de 1-3 cm de largo x 0,4-1,1cm de ancho, sésiles, enteras y muy gradualmente atenuadas, pudiendo ser desde glabras hasta muy pelosas, siendo las inferiores en general glabras y las superiores vilosas. Inflorescencia cimosa de una sola flor, axilar, sésil y ebracteada, pero con bracteolas en la flor subopuestas linear-lanceoladas agudas, de hasta 2,5 mm de largo. Cáliz de sépalos de nervadura marcada y margen papiráceo. Corola de piezas unidas en forma de campana, de lobulos sinuados, de colores pálidos, en bandas, amarillo débil en la parte inferior y blanca o rosada en la superior. Con disco nectarífero y ovario pubescente. El fruto es en cápsula, mas larga que el cáliz, subesferica y con 4 semillas. Florece de Abril a Junio.
Crece en bordes de caminos, lindes de campos cultivados y pastizales de hierbas anuales sobre terrenos arcillosos.
Circunmediterránea. En España practicamente sólo está en Andalucía, sobre todo en las provincias de Cádiz, Malaga, Córdoba, Jaen y Granada. Hay citas de Badajoz. En Madrid, territorio del herbario, era una especie extinta, pues solo se conocía de Cerro Negro, paraje singular de las afueras de la capital urbanizado ya que se encontraba en el entorno que va de la estación de delicias hasta el manzanares y el parque Tierno Galván. Sin embargo J.M. Martínez Labarga profesor de botánica de la escuela de forestales encontró una poblacíón en la finca del CTC de coslada, en las inmediaciones de un polígono industrial, un paraje excepcional con mas de 350 especies de plantas, muchas de las cuales se creían desaparecidas en Madrid, y pertenecientes a la flora de Cerro Negro. El lugar es un pastizal de hierbas fundamentalmente anuales sobre arcillas grises, y puede ser «prontamente urbanizado» por la empresa Cofares, de distribución farmacéutica, en un alarde de Irresponsabilidad Social Corporativa muy de este país que camina con orgullo hacia el tercermundismo y la insignificancia científica y ética. A día de hoy, pasados años después de decapar todo el suelo y eliminar todas las especies que allí vivían, aún no se ha construido nada. Ha sido una destrucción gratuita, para nada. Lo único que nos queda es el boicot a Cofares como empresa que destruye la diversidad y el patrimonio de todos los madrileños, yo no compro nada que tenga que ver con Cofares y te animo a que tú hagas lo mismo.