Terófito de la familia scrophulariaceae.
Son afortunados de contemplar estas fotos. Esta especie, arvense y viaria, propia de medios cultivados o removidos es ya una auténtica rareza. Cometió el error de asociarse al cultivo y los medios humanizados y el hombre no perdona. Alguien ha convencido a los agricultores de que gastarse un pastón en herbicidas les va a proporcionar un gran o pequeño beneficio económico y ellos, que no acostumbran a echar cuentas o no las saben hacer no se han percatado de que el costo por el minúsculo incremento en la cosecha es superior al beneficio que este hecho produce y que no tardarán en aparecer «malas hierbas» resistentes al veneno que acabarán por proliferar libres de toda competencia, volviéndose invulnerables y arruinando quizás sus cosechas. Mientras tanto, ignorantes, a envenenar a manta.
Frecuente antaño, como las amapolas, salpicando los cultivos de cereal, hoy esta especie prácticamente está ausente de este medio. Como otras, encontraba refugio en las cunetas de las carreteras y en los solares, pero nuestros políticos y técnicos han decidido la extinción de esta y otras muchas especies y fumigan a mansalva carreteras, ajenos a que al igual que extinguen animales multiplican el riesgo de cáncer, abortos y alergias en humanos, para lograr unos pastizales cuneteros secos y mucho mas combustibles (evitar incendios es el objeto de esta práctica) que la hierba segada.
Este endemismo ibérico, que no tardará en engrosar la lista de especies amenazadas a este paso, gusta de terrenos básicos, profundos, soporta la sequedad y la salinidad y adornaba olivares y campos de cereal, en el Tajuña y toda la zona centro, sur y este peninsular. Esta preciosa linaria de tamaño descomunal florece de Mayo a Junio. Esperemos que por mucho tiempo.