Planta perenne. Arbusto, endémico del centro y sur peninsular, de la familia Cruciferae.
Vella era, según Plinio, el nombre galo (celta) de algunas crucíferas, que Linneo tomó para este género y el epíteto lo creó de pseudo- , falso, y cýtisus, tomado del griego de origen desconocido cýtisos, una retama: aunque no tenga nada que ver con las leguminosas, esta especie lo parece de lejos cuando está en floración por su coloración amarilla exuberante.
Es una de las joyas de la flora de los yesos, con dos subespecies, ambas catalogadas como en peligro de extinción. La subespecie paui, habita en puntos de Teruel y Aragón, en colinas y barrancos calizos, mientras que la subespecie pseudocytisus tiene una población localizada en el municipio de Orce, Granada y otra localizada en los municipios de Aranjuez en Madrid y en Yeles (núcleo recién descubierto), Ocaña y Ontígola en Toledo. Vive sobre margas yesíferas, en situaciones de umbría, al pie de los cerros, donde se acumula mayor humedad, apareciendo en matorrales yesíferos, coscojares, romerales y retamares. A veces domina el matorral, siendo la especie principal del mismo. Ha sufrido una muy notable regresión debido a que los mejores hábitats han sido roturados para su puesta en cultivo, eliminandose los matorrales sobre yesos que ocupaba la especie. Esas formaciones son las típicas de la base de los cerros yesíferos de todo el sureste madrileño: Centaurea hyssopifolia, Frankenia thymifolia, Artemisia herba-alba, Helianthemum squamatum, Teucrium polium Lepidium subulatum, Thymus zygis, Thymus lacaitae, Retama sphaerocarpa. Cualquier zona en la que se de dicha comunidad vegetal es apropiada para la repoblación con pítanos, que son facilmente reproducibles en vivero, tanto por semilla como por esquejes.
Cuenta con protección, un plan de recuperación y una microreserva en Castilla la Mancha desde el año 2005. De hecho está previsto que en el área de distribución castellano-manchega solo se pueda reforestar con encina, quejigo, coscoja, espantalobo y especies similares y que de 600 pies por hectárea que se planten, 300 sean de esta especie. En Madrid también está protegida bajo la figura de «interés especial». Se ha calculado que de forma natural y si no se hace algo contra las agresiones que sufre, la especie se extinguirá en menos de 100 años. Las repoblaciones masivas con pinos, las carreteras, urbanizaciones y demás burradas han machacado al pítano en Madrid. A diferencia de Castilla la Mancha, nada se ha hecho para proteger el territorio que aún ocupa. La protección de la especie, sin proteger su hábitat, con gente como Esperanza Aguirre en el poder no es garantía suficiente, como muestra lo sucedido con otras muchas especies vegetales, nominalmente protegidas y erradicadas por la construcción. En el parque del sureste, en el haber de estas mismas autoridades, contamos con que se ha repoblado con pítanos en Valdemoro, en la finca de El Espartal, paraje yesífero de excepcional calidad protegido por el Parque Regional del Sureste, en los retamares de las vaguadas que discurren entre cerros yesíferos. La mitad de la finca del espartal, no protegida, está previsto que sea urbanizada, como ejemplo del peligro que corren los ecosistemas más valiosos de la provincia de Madrid.
Como curiosidad señalar que el pítano es la única especie nutricia de un lepidóptero endémico del centro de la península ibérica Clepsis laetitiae.
Andalucia: Taxon vulnerable (VU).
Imágenes de V. pseudocytisus