Tamarix, tamariscus, tamarice eran los nombres comunes que utilizaban los romanos para estos arbustos, cuya etimología no está clara; Tournefort creó el género llamándolo Tamariscus, pero Linneo prefirió usar la forma actual. Por su parte Jean Louis Marie Poiret, colaborador de Lamarck y casi único autor de la entrada «botánica» en la famosa Enciclopedia, describió la especie, que encontró en su viaje de exploración en Argelia y le puso el epíteto de africana. No hay consenso, entre los taxónomos, sobre la necesidad de aceptar la existencia de una var. africana, porque implicaría reconocer la validez de las otras variantes, laxiflora, saharae y Tamarix africana var. africana . Algunos autores se inclinan por un criterio sintético e incluyen las dos primeras variantes en la especie T. africana. En cuanto a la var. fluminensis , los criterios morfológicos de diferenciación estarían en la longitud de las brácteas florales que superan ampliamente el cáliz y, generalmente incluso la flor (en la var. africana lo alcanzan o superan un poco) y en los pétalos: romboidales-ovados y más cortos, mientras que en la africana strictu sensu son ovados-elípticos.; posiblemente hay también una diferenciación de hábitat, siendo la especie fluminensis (de flumen, río en latín ) más propensa a vivir en las márgenes de ríos sobre suelos sueltos y arenosos con buen drenaje y la var. africana en suelos más pesados con peor drenaje, en la comarca es común formando pequeños rodales y pies aislados en la base de cerros yesíferos, junto a cursos de agua que se secan en verano o en juncales de junco churrero. Sería necesario un estudio más profundo del género para resolver esta y otras dudas.
Por lo general (en el Sureste de Madrid en muchos individuos), no hay una línea definida que separe las distintas especies del género, con frecuencia encontramos pies con caracteres intermedios que dan lugar a un gradiente sin discontinuidad entres las distintas especies; es probable que las especies del género sigan evolucionado y aún no sean del todo estables; esta indefinición se da entre T. africana, T. canariensis y T. matritensis. De T. gallica, solo hemos visto unos pocos pies plantados y suponemos que no es autóctona del Sureste de Madrid y La Sagra.
Arbusto de hasta 3 m. de la familia Tamaricaceae.
Ramificado desde la base, generalmente algo menos robusto y más arbustivo que la variedad africana que con los años (la var. africana), tiende a formar un tronco principal y a perder las ramas bajas. Glabro en todas sus partes, excepto en las inflorescencias y brácteas florales. Hojas muy pequeñas, escuamiformes, ensanchadas y abrazadoras. Racimos casi sentados de 5-8 mm. de diámetro, generalmente en ramas leñosas de años anteriores, aunque en floraciones posteriores a la primera también en ramillas del año. Flores pentámeras con pétalos blancos o rosa pálido con frecuencia persistentes en la fructificación. Brácteas que generalmente superan ampliamente el cáliz, acuminadas. Sépalos externos un poco más largos que los internos. Disco sínfolofo. 5 estambres.
Florece de abril a mayo (también puede florecer en verano u otoño si se dan las condiciones adecuadas), generalmente antes o al tiempo de la foliación (a diferencia del resto de las especies del género en la comarca), después de Tamarix parviflora (el primero en florecer) del que se diferencia a primer golpe de vista por el intenso rosado de la floración de este último, y antes que el resto de los tarayes autóctonos. En general florecen antes las especies de racimos más gruesos T. africana y T. boveana; seguidos de T. matritensis y T. mascatensis, T. canariensis es el último en florecer.
Muy común en las orillas del Jarama, donde parece estar bien adaptado a las condiciones que imponen los cantizales y arenales que conforman los suelos de sus orillas, bien drenados. Soporta las crecidas así como el prolongado y acusado estiaje. En estos tarayales, los pies están muy separados unos de otros pues cuando llega el verano desciende sensiblemente el nivel freático y los recursos hídricos son muy escasos, teniendo que extender sus raíces para sobrevivir. Es una formación muy característica, muy abierta, aguas abajo del Puente del Pindoque. La Comunidad de Madrid, con erróneo criterio, ha plantado reiteradamente entre estos tarayes otros pies de T. parviflora, especie alóctona, desdibujado esta formación e introduciendo elementos ajenos a la misma.
Excelente primocolonizador. Se multiplica con mucha facilidad mediante estaquilla y es una especie de fácil implantación que requiere pocos cuidados.
Baleares: Taxon de especial protección.
Canarias: Taxon protegido en todo el territorio de la Comunidad Autónoma de Canarias (Derogada)
Murcia: Taxon de interés especial (IE)
Imágenes de T. africana var. fluminensis
Aprende a diferenciar los tarayes
Tarayal halófilo
Tarayal no halófilo