Planta herbácea perenne, geófito rizomatoso de la familia Convolvulaceae.
El nombre del género es casi evidente: convolvere en latín quiere decir enrollarse, enroscarse, y eso es lo que hacen los tallos, finos, de sección con frecuencia hexagonal o poligonal: envolverse alrededor de cualquier otra planta para ir buscando la luz. El epíteto se creó a partir de arvum, campo de labor en latín, y se aplica a muchas especies que , como ésta, han encontrado su hábitat ideal en tierras de cultivo.
La planta presenta una morfología muy variable, en varios aspectos claramente relacionados con una adaptación al ambiente: por ejemplo, los ejemplares en ambientes más húmedos tienen tendencia a ser glabros y tener las corolas de las flores rosadas con estrías blancas, los ejemplares en ambientes secos y cálidos suelen ser tomentosos en tallos, pecíolos, hojas y cáliz y tener la corola blanca. También ha desarrollado otras técnicas para asegurarse la supervivencia: se reproduce de forma vegetativa a partir de cualquier fragmento del tallo o de las raíces. Éstas se extienden a poca profundidad hasta cubrir en un solo año más de veinticinco metros cuadrados, aunque al mismo tiempo desarrolla raíces hasta más de cinco metros de profundidad. Las flores son efímeras, pero puede florecer a lo largo de todo el año. Se adapta a todo tipo de suelos hasta los 2.500m. Cada planta puede producir unas 600 semillas, de algunas de las cuales brotarán nuevas plantas en otoño, otras en primavera, otras pueden hacerlo, si quedan bien enterradas, cualquier año siguiente, hasta 40 años después. Si los herbívoros la comen, capta las hormonas del crecimiento presentes en su saliva para rebrotar con más fuerza y sus tallos se ramifican en múltiples direcciones.
A diferencia de las otras especies herbáceas del género con corola igual o mayor de 15 mm, tiene hojas pecioladas de margen entero. Todas estas características hacen de la correhuela una infestante imposible de erradicar, odiada por labradores y jardineros de todo el mundo en las zonas templadas y subtropicales. Pero sólo vive en terrenos en constante renovación, por el hombre o por accidentes naturales, donde la luz llegue hasta el mismo suelo. No puede prosperar en terrenos estables, cubiertos de pasto o de matorral o de bosque.
Muy común en el Sureste de Madrid y La Sagra.
Imágenes de C. arvensis