Árbol perennifolio de la familia de las Cupressaceae.
El nombre del género, común en latín para la especie Cupressus sempervirens, se tomó del griego κῠπάρισσος cypárissos y este idioma lo tomó a su vez de algún otro idioma del próximo oriente. El epíteto se refiere a su origen, Arizona y los países limítrofes. Esta especie alóctona se ha utilizado alegremente en varias actuaciones de repoblación forestal y hay señas de que se ha naturalizado, en la Casa de Campo de Madrid sin ir más lejos, en montes de Sierra Morena etc. También se ha utilizado hasta la saciedad en jardinería, principalmente para setos sometidos a poda sistemática, sin tener en cuenta sus dos graves inconvenientes: su rápido ataque por los hongos, que pueden secar en semanas un seto que tardó años en formarse, y su gran facilidad para prenderse fuego rápida y violentamente incluso a partir de unas llamitas de rastrojo, convirtiendo un pequeño fuego controlable en un incendio de envergadura.
Se distingue fácilmente del ciprés común por sus ramillas grises, más o menos azuladas según la variedad, sus piñas con pico en el escudete y su tronco, con una corteza fibrosa que se separa en tiras. La variante bonita (por el Bonita Canyon en Arizona) o glabra se distingue de la especie-tipo por su tronco de corteza lisa que cuando se desprende lo hace en láminas delgadas papiráceas y por su color glauco, blanco-azulado, en ramillas, hojas y conos femeninos.
Imágenes de C. arizonica arizonica