Hierba bulbosa perenne de la familia Asparagaceae.
El género se estableció a principios del s XVIII tomando el nombre griego hyákinthos, en latín hyacinthus, y el sufijo -oides, que en latín indica «parecido a». En suma, planta parecida a un jacinto. El hyákinthos griego era una bulbosa – no identificada con seguridad- surgida de las gotas de sangre que vertió Jacinto, joven que gustaba al dios Apolo, al morir; según la mitología Apolo lloró sobre las flores recién brotadas del hyákinthos marcando los pétalos con signos que se interpretan como aî, !ay!, el lamento del dios. El epíteto está claro, siendo esta especie endémica de la Península.
Es de inflorescencia recta, generalmente multilateral, con flores erecto-patentes, perianto en general campanulado, base atenuada, ápice de los tépalos a menudo ligeramente arqueado. Los tres estambres externos (de los 6 que tiene este género) están soldados a los tépalos normalmente por menos de 2/3 terceras partes de su longitud. La corola es de un azul pálido y el polen azul. Todo lo anterior permite diferenciar esta especie de su congénere la citada H. non-scripta. El hábitat es similar: claros y sotobosques de bosques, taludes, matorrales, en suelo silíceo o calcáreo, hasta los 2000m. Florece de febrero a junio. Se distribuye por el W de la Península, estando ausente en el NW. Se ampliado su distribución al haberse utilizado como especie ornamental en jardines de países húmedos. En poblaciones silvestres de la Sierra de la Demanda se ha observado hibridación entre esta especie y la non-scripta, a cuya ficha remitimos nuevamente para más detalles sobre este fenómeno.