Bulbosa perenne de la familia Asparagaceae.
El género se estableció a principios del s XVIII tomando el nombre griego hyákinthos, en latín hyacinthus, y el sufijo -oides, que en latín indica «parecido a». En suma, planta parecida a un jacinto. El hyákinthos griego era una bulbosa – no identificada con seguridad- surgida de las gotas de sangre que vertió Jacinto, joven que gustaba al dios Apolo, al morir; según la mitología Apolo lloró sobre las flores recién brotadas del hyákinthos marcando los pétalos con signos que se interpretan como aî, !ay!, el lamento del dios. Eso explica el epíteto que eligió Linneo: non-scriptus, en latín, literalmente, sin nada escrito: porque los pétalos de estas flores no están marcados por ningún signo.
Tallo de unos 14-30cm, en buenas condiciones 45 y a veces 50cm de alto, con 3-4  hojas por bulbo, rectas, planas, generalmente obtusas y más cortas que el tallo. Inflorescencia muy característica, normalmente curvada, unilateral, con flores péndulas de forma campanulada, con perianto tubular campanulado de base redondeada, tépalos de ápice marcadamente curvo y reflejo. El color de la corola, azul oscuro, y del polen, blanco, son otros elementos distintivos frente a otras especies: el Hyacinthoides hispanica (Mill.) Rothm. tiene corola de las flores de un azul más pálido y polen azul. Los estambres son muy desiguales, los internos cortos y los externos más largos y soldados a los tépalos por aproximadamente 2/3 de su longitud.
Se cría en bosques umbríos, pastos, siendo capaz de perforar las espesas y profundas capas de hojarasca en descomposición  típica de bosques maduros. Prefiere suelos silíceos pero también se da en calizos. Sube hasta los 1800m y florece de marzo a junio. En la Península está presente en la Cordillera Cantábrica y en poblaciones aisladas del Sistema Central-Guadarrámico. En Europa, aunque se haya naturalizado en otros países, se da en forma silvestre en la parte atlántica de Francia y en lo que se entiende como Flandes en sentido amplio – desde el N de Francia hasta Países Bajos- en Irlanda y sobre todo en Gran Bretaña, donde hay quizás la mitad de la población mundial. Allí es considerada la flor representativa de la primavera y de los bosques antiguos, en cuyos claros es de las primeras flores en aparecer. A una vieja preocupación por la reducción de su hábitat – los claros de bosque, útiles cuando se carboneaban los montes y se practicaba la herbivoría extensiva silvestre, empezaron a reducirse al desaparecer esas formas de explotación y prevalecer la mentalidad «forestal» que quería rellenar todos los claros con más árboles – se sumó, a partir de finales del siglo pasado, la constatación de que la especie Hyacinthoides hispanica (Mill.) Rothm. inicialmente introducida en jardines no sólo iba naturalizándose y ganando espacio sino que generaba un híbrido, Hyacinthoides x massartiana, robusto, fértil y capaz a su vez de hibridarse para dar lugar a toda una gama de intermedios que disputaban el espacio de las english bluebells autóctonas. Como resultado, se establecieron toda una serie de medidas de protección tanto dentro de un plan específico, el Bluebell project , como dentro del Biodiversity Action Plan: prohibición de recogida y comercio, defensa de claros de bosque y apertura de nuevos, producción de nuevos bulbos a partir de semillas (suelen tardar unos seis años en formarse) para reintroducción de la especie, campañas para disuadir a los nativos de la plantación de H. hispanica en jardines etc. También en algunas regiones de  Francia está estrictamente protegida, En la Península está protegida en la C.A. de Madrid:Taxon sensible a la alteración de su habitat (SAH)
Referencia legal: Decreto 18/1992 por el que se aprueba el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.
Imágenes de H. non-scripta
Manzanares el Real – J. C. Campos Casabón
La Pedriza (M) Darío Meliá

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