Herbácea perenne de la familia Orchidaceae.
El nombre del género es clásico y deriva del griego orkhis, testículo: los griegos y los romanos apodaron así a estas orquídeas por sus tubérculos parecidos a testículos; el epíteto viene del griego kóris, chince, y del verbo phero, (yo) llevo: por el olor fétido de sus flores, un mecanismo adicional a su forma para atraer a los insectos polinizadores.
Tallos glabros lisos con unas escamas envainadoras escariosas en la base, hojas basales más o menos en roseta, ninguna maculada; inflorescencia más o menos cilíndrica de una o dos docenas de flores hasta tantas como cien flores que se van abriendo de abajo a arriba. Sépalos laterales soldados por la base a los pétalos, unos y otros conniventes hasta formar la forma de un casco de los usados por los romanos, una gálea. Lóbulo central del labelo lanceolado a linear, curvado hacia el pedicelo, más o menos entero o con un pequeño apículo terminal, con máculas violetas en la parte central, de rosadas a púrpura en los lóbulos laterales casi rómbicos. Espolón cónico, algo curvo hacia abajo, de blanquecino-rosado a púrpura oscuro. Ginostemo recto, de rosado a violeta.
Habita en prados, a plena luz, en suelos húmedos o encharcables, tanto calizos como moderadamente silíceos, desde la Península hasta los 2200m de altura – muy rara en su parte atlántica – hasta Rusia central, el Cáucaso y Oriente próximo, el Magreb. Florece entre marzo y agosto.
Rara, en regresión, ha sido recogida en la legislación de Valencia como Taxon protegido no catalogado y Taxon vigilado. Vigilancia, claro, puramente sobre el papel.