Hierba perenne de la familia de las Boraginaceae.
No está claro el origen del nombre de este género; quien tenga interés puede leer varias suposiciones en Borago en Flora Iberica o tomar la más sencilla de todas, que provenga del latín burra, -ae, la borra o un tejido de lana basto y peludo, por la borra de pelos que recubre sus hojas y su tallo. El epíteto, en cambio, está claro: en latín una officina era un laboratorio, bien de farmacia, de herbolario, de perfumería o de jabones y pomadas. Officinalis por lo tanto son aquellas especies de uso común en botica.
Es especie común, antaño cultivada, hoy algo menos; espontánea o naturalizada en casi toda la Península, más rara en el centro. Se distribuye por toda la cuenca mediterránea y Oriente Próximo.  Sobre substrato ácido o básico, preferentemente sobre caliza o arcilla, desde el nivel del mar hasta los 1.000m, a veces algo más. Florece de enero a julio, según las zonas. 
Se ha usado y comido desde antiguo, desde los Celtas a los Griegos, y siempre se ha asociado a que servía para superar la morriña y dar ánimos. Sin embargo ahora se sabe que las partes aéreas contienen alcaloides pirrolizidínicos que se ha comprobado que son epatotóxicos, genotóxicos y carcinogénicos, por lo que se desaconseja su uso. Curiosamente parece que esos alcaloides no están en las semillas, contrariamente a lo que dice Flora Iberica, por lo que no debería haber problemas con su aceite.
Imágenes de B. officinalis

Avdª de la Aviación, Madrid (M) Darío Meliá
Escalona – J. C. Campos Casabón

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