Hierba anual de la familia Convolvulaceae.
El nombre del género viene de los clásicos, Plinio y Teofrasto y de antes, de algún idioma antiguo de Asia menor; persiste la duda de su pronunciación, con Flora Ibérica que propone cuscuta y muchos que dicen cúscuta. El epíteto se refiere, obviamente, al hábitat. Las especies de cúscuta son muy difíciles de determinar, por la escasa duración de sus flores, su tamaño diminuto y coincidencia morfológica de algunos caracteres determinantes, por lo que hay que acudir muchas veces a un conjunto de ellos. Para complicar la cosa, se hibridan fácilmente.
Propiamente, son temporalmente hemiparásitas, porque son capaces de germinar y sobrevivir solas, realizando la función clorofílica, pero sólo por unos días: el tallo de la plántula se pone a rotar en sentido antihorario a la búsqueda de una planta hospedante hasta dar con ella (hay estudios que apuntan que el ápice es capaz de detectar moléculas que emanan otras plantas en su entorno), desarrollar haustorios que penetran en su sistema vascular y a partir de ese momento se convierten en parásitas puras, secando su conexíón con la semilla y desarrollándose a través de nuevas raíces aéreas que continúan la búsqueda de tallos que parasitar, con longitudes que alcanzan fácilmente los 3m en un año.
La especie campestris es originaria de Norteamérica, se detectó en Europa hace cosa de un siglo y actualmente se encuentra en casi toda la Península, sobre todo en bordes de caminos y como infestante de varios cultivos. Una invasora para la que no se desarrollan planes de erradicación o control porque estos se dan por imposibles: el arranque mecánico de sus raíces sólo da una tregua, al reproducirse rápidamente de cualquier trozo, es bastante resistente a tratamientos químicos que dañarían por otra parte a los hospedantes, sus semillas pequeñas pueden contaminar partidas industriales de semillas forrajeras y en campo tienen una capacidad de germinación prácticamente del 100% con una latencia de hasta 10 años. Su único punto débil es su corta vida y necesidad de luz como planta independiente y los 7,5cm de radio en los que se calcula que ha de encontrar su primera víctima.
Imágenes de C. campestris

Gózquez de Abajo (M) Darío Meliá

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