Arbusto siempreverde, muy ramificado desde la base, a veces arbolillo de hasta 6 metros, de la familia Fagaceae.
Los romanos llamaron quercus a todas aquellas fagáceas (que nosotros diferenciamos entre encinas y robles por la persistencia o no de sus hojas) que tienen fruto en forma de bellota, sin que el origen del nombre esté claro. Coccifera, «portadora de granitos», (coccus, granito, y fero, llevo), por las pequeñas cochinillas, Kermes vermilio Planch, que suelen tener en sus ramas. La cochinilla molida se usaba para tintes rojos: su nombre está relacionado con carmín, carmesí, bermellón.
Lo más característico de la coscoja es lo enmarañado de sus ramas que con frecuencia se entrecruzan y la hacen impenetrable y su hojas coriáceas, alternas, cortamente pecioladas con estípulas alargadas y caedizas, lampiñas por ambas caras (rara vez pubescentes por el envés, en la base), verde obscuro y brillantes por el haz, más claras por el envés, de formas muy diversas, dentado espinosas, rara vez de margen entero; nervios poco visibles, (5) 7-9 pares. El fruto es una bellota con las escamas medias y superiores de la cúpula patentes o reflejas, rematadas en un pico a veces punzante.
Florece de marzo a junio, a veces en otoño.
Muy abundante, prefiere los suelos básicos. Soporta suelos secos y pedregosos donde puede constituir matorrales muy densos, en muchos casos como matorral de sustitución de los encinares degradados; en otros, en condiciones especialmente duras (como las que se dan en una parte importante de la comarca) los coscojares son la climax.
La coscoja arde mal y rebrota con facilidad después del fuego.