Planta herbácea perenne. Hemocriptófito de la familia de las Scrophulariaceae.
El nombre del género ya era común en latín medieval y Caspar Bauhin – quien por cierto fue el primero en introducir el sistema binomial, el único (supuesto) aporte de Linneo a la Botánica que sigue válido, unos 200 años antes que éste lo publicitara – lo atribuye al parecido de sus hojas con las del lino, palabra que se remonta al griego λίνον línon cuyo origen se pierde en el tiempo.
El epíteto, común a muchas otras especies, es del latín caesius, -a, un color entre azul y verde que hoy llamamos glauco: los tallos y hojas de esta especie se distinguen, aunque no tengan flor, por su color glauco.
Descripción: Esta linaria es perenne, a diferencia de muchas otras anuales. Se caracteriza porque tiene varios tallos floríferos que parten de una única cepa. Los tallos fértiles pueden ser de 1 a 12, de hasta 40 o 50 cm, cuando el año es húmedo y se pueden ramificar. Los tallos estériles van de 3 a 11. Las hojas se disponen en verticilos de 4-5 hojas en la parte inferior y conforme ascendemos por el tallo pasan a ser alternas. Muy característica es su densa inflorescencia de 5-50 flores, que al fructificar pasa a ser laxa. Las flores son amarillas o de un amarillo blanquecino, con venitas castaño rojizas o castaño violetas.
Distribución y hábitat: Esta especie se distribuye básicamente por terrenos arcillosos, arenosos o margosos ricos en bases, es decir sobre rocas sedimentarias en las cuencas de los grandes ríos. En el sureste de Madrid crece en pastos de especies anuales sobre arcillas verdes que forman suelos de tipo vertisol, en relieves llanos o por contra, en escarpes y taludes formados por relieves algo más duros con variados estratos donde alternan dolomías, sílex, sepiolitas y arcillas verdes. En todos los casos suelos difíciles donde se formen herbazales abiertos donde escasee la competencia, muy húmedos a principio de la primavera pero donde pronto escasea el agua disponible y las raíces se enfrentan a la quiebra al formarse grietas o a la erosión de los taludes, que impide la colonización a muchas especies menos especializadas.
La mayor parte de las citas de la especie se dan en la cuenca del Duero, en Castilla y León, donde también aparece en mesetas o páramos margoso-calizos o calco-dolomíticos altos, hasta 1450 metros de altura. Otras pocas citas son en la submeseta sur y de las costas gallegas, en las rías bajas. En nuestro territorio de estudio parece que está presente en la banda de terreno que partiendo de Cerro Negro, localidad ya desaparecida bajo el asfalto en la capital, atraviesa Madrid por el flanco sur de la ciudad hasta Coslada, San Fernando, acabando en Paracuellos. Tenemos fotos del Cerro Almodovar, el Humedal de Coslada, el CTC del mismo municipio y de San Fernando de Henares, cerca ya de Paracuellos. Toda el área señalada está urbanizada o en trance de serlo. Las escasas poblaciones remanentes corren alto riesgo de extinguirse. Paradojicamente ha encontrado un refugio y via de expansión para recolonizar ciertas áreas a través de las grandes infraestructuras viarias. La M-50 atraviesa como un gran cinturón todo el sur madrileño y a través de sus taludes, corta los estratos margosos, dolomíticos y de arcillas grises en los que tan bien se desarolla. A través de este inesperado corredor, ha logrado atravesar áreas desfavorables y en este momento podemos encontrar poblaciones en todo su recorrido a través de Rivas-Vaciamadrid, en donde podría saltar hacia otras áreas con hábitat actualmente favorable.