Árbol de hasta 25m de la familia Fagaceae.
Quercus era el nombre que los romanos aplicaban a todos los árboles de bellota, robles y encinas; pyrenaica es un epíteto poco afortunado porque es muy escaso en los Pirineos, pero Karl Ludwig von Willdenow se basó solamente en muestras secas de herbario con una anotación que le atribuía esa procedencia y él no comprobó.
Tronco derecho o irregular, frecuentemente muy ramificado desde poca altura, gris-pardo, agrietado longitudinalmente cuando maduro. Hojas alternas simples con pecíolo corto (máx 2,5cm) y lóbulos profundos e irregulares. Cuando son jóvenes están recubiertas de una densa borra de pelos estrellados en ambas caras que se mantiene en el envés, siempre más claro que el haz. Hojas marcescentes: las hojas marchitas, pardo-amarillentas, se mantienen en el árbol en invierno y hasta que broten las nuevas en primavera si el clima es benigno.
Las bellotas, solitarias o en grupos de dos o tres, son sésiles o con un cabillo muy corto, lo que en verano distingue perfectamente esta especie de la Q. robur cuyas bellotas cuelgan de un pedúnculo bastante largo. En otoño e invierno se distinguen aún más fácilmente al ser la Q. robur de hoja prontamente caduca cuando la pyrenaica mantiene las suyas aún secas durante un tiempo.
Prefiere suelos silíceos, sueltos y arenosos y soporta heladas fuertes y sequías moderadas, creciendo en laderas hasta los 1600m de altitud, ocasionalmente hasta los 2.000; en el Sistema Central puede formar extensos melojares donde prosperan genistas, piornos, peonías y helechos.
Rebrota fácilmente de raíz formando manchas más o menos redondas de troncos jóvenes.
Imágenes de Q. pyrenaica