Arbusto de la familia Solanaceae.
Lycium era la forma latinizada del nombre que usaban los griegos para un arbusto similar, posiblemente el Rhamnus lycioides (lycioides quiere decir precisamente «parecido a un lycium») y deriva de la región de Licia, en Asia Menor frente al sur del mar Egeo. Linneo le puso el epíteto de barbarum, foráneo o extranjero, en contraposición al Lycium europaeum, aunque ambos están presentes en Europa meridional desde hace siglos.
Arbusto muy ramificado, glabro y espinoso de hasta 3 m, ramas flexibles, muy péndulas con espinas terminales y laterales. Hojas de margen entero, de hasta 10×4 cm. en disposición alterna y/o fasciculada en fascículos de hasta doce hojas, de forma muy variable, lanceoladas, oblongas, espatuladas, generalmente más anchas en la mitad. Flores hermafroditas, actinomorfas, ebracteadas, axilares, solitarias o en grupos de hasta 7; con pedicelos de 4 a 16 mm. excepcionalmente 25 mm, generalmente glabros. Cáliz bilabiado, con tubo más largo que los labios, campanulado, densamente tomentoso por la parte interna. Corola generalmente violeta, con lóbulos patentes o reflejos que casi igualan en longitud al tubo. Estambres desiguales, insertos al mismo nivel en la mitad del tubo de la corola, estigma en general bilobado. Fruto elipsoide anaranjado o rojizo, negruzco cuando seco.
Florece alrededor de mayo y en otoño.
Originaria de China, se ha introducido en el mediterráneo para setos y bordes de fincas y jardines y se ha naturalizado. Muy común en los sotos del Jarama y Manzanares. Se cría en bordes de caminos, en suelos nitrificados, cauces de arroyos secos; requiere menos humedad que los zarzales y se adapta a sol y a sombra. Rebrota con mucha rapidez de incendios.
Imágenes de L. barbarum